lunes, 22 de junio de 2015

Cuando tu país no te quiere

¡Hola Mafiosas!

Mi blog es mi hogar, aquí me siento segura y a gusto con lo que veo pero cuando me toca enfrentar al mundo real a veces el estrellón es muy fuerte y, más que doloroso, es decepcionante.

Venezuela es un país hermoso, está llena de paisajes que quitan el aliento, en cada rincón hay una historia fascinante; particularmente en Caracas (mi ciudad) encuentras arte en cada paso que das (no hay edificio simple, no hay acera sin algo que llame tu atención) y El Ávila siempre te guía (dicen que los caraqueños no nos perdemos gracias a ella). Pero cuando pasamos a la gente, todo pierde su encanto. Nos dicen que los venezolanos somos "alegres, solidarios, trabajadores, activos, nobles" y eso es FALSO. Más de un hermano venezolano es capaz de dejarte sin nada si te descuidas (esa bendita "viveza criolla" que tanta gracia hace no es más que esa necesidad de aprovecharnos de todos y burlar las leyes siempre que se pueda). Al final el ciudadano decente (que sí existe pero no en abundancia) se siente cercado por todo lo que vivimos aquí y, lo peor de todo, no es solo culpa del gobierno.

El año pasado viví una pérdida realmente dolorosa (tanto que no puedo ver fotos de ese ser especial sin ponerme a llorar) y a partir de ese momento pareciera que todo va orientado a sacarme de mi país. Primero dos hospitales que nos dijeron "eso es normal, hay que esperar", una clínica que no quiso firmar la defunción para no meterse en problemas (sin mencionar el trato al ingresar a mi pariente VIVO, hasta que la tarjeta no pasó no hubo atención), los que querían hacerse con el negocito que esta persona tenía, el banco que nos negó la poca plata que había en la cuenta (y que no alcanzan ni para cancelar el 10% de los gastos funerarios) porque no tenemos la declaración de herederos únicos y universales (y sépanlo, el costo del abogado por hacer esto supera lo que está en dicha cuenta!). Adicional a esto tengo un compañero al que un día le pedí por favor que bajara un poco el volumen a su corneta y lo que obtuve fue una respuesta totalmente grosera (adiós caballerosidad) y el volumen más alto cada vez que me ve (si al menos fuera un buen equipo pero es que parece que mientras menos cultura musical se tiene peor es el aparato, apuesto que en un lateral debe leerse Soni o Sonny). 

Hace unos 12 días hice una encomienda en Domesa, según ellos no encontraron la dirección y devolvieron el paquete a la agencia donde la hice. Lo malo no es eso, sino enterarme porque mi cliente me avisó que a la fecha no tenía nada y fui para allá a buscar información (pero si pidieron mi número celular, por qué no me avisaron ellos?). El caso es que tengo la opción de retirar el paquete y enviarlo por otros medios SIN DEVOLUCIÓN DEL DINERO o pedir que lo reenvíen a la agencia más cercana ("pero eso casi no lo hacen"). A pesar de recordarles que en su publicidad hay un pterodáctilo sobrevolando el vehículo de la empresa mientras este recorre kilómetros para llegar a una solitaria casita en medio de la nada y rematan con la frase "con Domesa su encomienda, de que llega, llega" por ende si el mío no llegó deben hacerse responsables y resolver, escucho que la gestión se hizo así que no hay devolución del dinero. Solo aceptaron mandar un reclamo por correo cuando les dije que a mi no me consta que efectivamente el paquete haya salido de la agencia y eso me suena a estafa.

Total que me quedo pensando "es esto lo que quiero vivir? Necesito tragarme la impotencia de no poder reclamarle a nadie para evitar que me den un tiro? Tengo que aceptar la incompetencia de quien se compromete a prestar un servicio y cobra por ello? Debo tolerar que nuestra mentalidad sea la de "la culpa es del otro" para así no resolver nada?". Esto no es culpa del gobierno (o no solo de este), el mal lo arrastramos desde tiempo inmemoriales, desde la casa, desde los padres que quieren enseñar valores que no practican y los que no reprenden a tiempo; viene desde el maestro que le gusta dar clases pero no enseña a pensar; desde los amigos que se unen para humillar al que tratar de seguir un camino mejor; desde la pareja que se limita a alimentarse el ego mutuamente. Habrá alguna manera de detener esta involución? Darnos cuenta de nuestros errores como sociedad para corregir y avanzar? No lo sé y lamentablemente cada vez hay más razones para pensar que no, que nada va a cambiar. 

Para finalizar (y pido disculpas por ocupar tu tiempo en algo que no es glamoroso ni divertido) solo me queda llamar a la reflexión. Muchos venezolanos (buenos y malos) salen de esta tierra para no volver, quiero pensar que los segundos no van a diseminar la mala semilla sino que se adaptaran a sociedades más avanzadas que ésta y lograran el cambio que tanta falta hace aquí. Si eres de los que se queda o ya estas planificando tu salida, recuerda que el gentilicio no te define, date la oportunidad de ser mejor ciudadano y mejor persona, siente orgullo de tus logros honestos y sirve de ejemplo para los demás.

¡Hasta la próxima! (prometo que sí hablaré de moda y estilo)

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